Wert deja, al fin, el Ministerio de Educación. Nunca ha sido tan deseada la marcha de un ministro de Educación.
Lo hace por la puerta de atrás, sin dar la cara y con nocturnidad. Y lo hace después de varios meses de inactividad absoluta, pese a estar cobrando del erario público. Nos deja el peor ministro de Educación que hemos conocido, y eso que no era nada fácil hacerlo peor que algunos/as de sus predecesores.
Wert ha sido el ejemplo de un pésimo gobernante: prepotente, ineficaz, sectario e incapaz de dialogar. Ha logrado que TODA la comunidad educativa se uniera para rechazar su despótica política, sus recortes y una ley educativa, la LOMCE, que no tiene ni el más mínimo consenso ni aval.
No ha logrado el apoyo ni de profesores, alumnos, familias, sindicatos, ni de partido político alguno. Y lo que es peor, ha «inspirado» a otros consejeros de Educación de algunas CCAA en sus peores defectos de autoritarismo y falta de diálogo. Han tratado de imitarle en sus peores cualidades. Gracias a ellos estamos en la situación de deriva absoluta de la Educación, a la que ven como algo accesorio a lo que sacar un rendimiento económico privado.
Wert ha sido el ejecutor de unos recortes que han dejado a la Educación pública al borde del abismo. Ha sido el defensor de la segregación, de las tasas abusivas, de los recortes en becas y profesores.
En la Región de Murcia, los docentes interinos celebramos su «huida» y lo recordaremos como un político incapaz, sectario y mediocre, que ha fracasado y que ha hecho un daño enorme que hay que reparar.