El borrador de orden que la Consejería de Educación entregó ayer a las organizaciones sindicales que va a regular la composición de listas de interinos sigue deparando lamentables sorpresas.
Una de ellas, amén de la imposición de una rebaremación arbitraria, es la que hace referencia a la puntuación por año trabajado. Hasta ahora, en todas las reuniones mantenidas con Educación se había asegurado y prometido que dicha puntuación sería de 0,4 por curso trabajado, y no por año natural. La diferencia es relevante, ya que dado que los interinos somos cesados a 30 de junio no podríamos, en ningún caso, obtener 0,4 puntos por año sino un máximo de 0,33.
Esto supone que Sánchez prefiere beneficiar a aquellos que provengan de otras CCAA en las que los interinos obtienen algo más de respeto y no se les despide en verano, y obtendrían mayor puntuación (0,4 frente a 0,33 por curso trabajado).
Queda demostrada, nuevamente, la inquina que el consejero imputado tiene contra los interinos docentes de la Región. Puestos así, y si tanto rencor nos tiene, podría eliminar la puntuación por experiencia y nombrar a dedo a los docentes, al igual que a sus asesores; Igual ese procedimiento está en mayor sintonía con su estilo. Es lo que ha demostrado hasta ahora con sus falsas promesas de diálogo.
Por si no fuera poco, hay más. Los maestros de la especialidad de francés, que fueron obligados a presentarse por cualquier otra especialidad pese a que no hubo convocatoria de plazas de la suya, serán rebaremados con la última nota obtenida en 2013. Los maestros de esta especialidad no concurren, por tanto, en condiciones de igualdad; sin embargo, el pobre informe jurídico que ayer se hizo público obvia intencionadamente esta situación.
Se trata de otra barbaridad más que proviene de una manera chapucera de hacer las cosas. Eso ocurre cuando se accede a un cargo sin tener la formación y la experiencia necesaria para desempeñarlo. Está claro que no estamos en las manos adecuadas.